domingo, 28 de marzo de 2010

Unos días en la capital. Wellington (25 a 28 de marzo. 2010)

Después de terminar la jornada en el Wwoof con los holandeses, nos dirigimos a Wellington, la capital de Nueva Zelanda. Tardamos como una hora en llegar. Habíamos reservado un backpacker cerca del centro. El sitio en cuestión era un antiguo hotel que parece que jugó un importante papel en la coronación de la reina de Inglaterra. No sabemos si la reina dormiría ahí, pero si lo hizo, debió ser cuando tenía 17 años, y no han renovado las habitaciones desde entonces.
La ciudad era muy grande y tenía mucho tráfico, así que nos pasamos lo que quedaba de día buscando donde hacer la compra.
El 26 por la mañana, nos encontramos una multa de aparcamiento en el parabrisas. Wellington es una ciudad que abraza al mar y está rodeada de colinas, así que carece de mucho espacio para aparcar, por lo que pagar es obligatorio en todos los rincones. El día empezó mal y tardó en arreglarse, nosotros estamos hechos unos chicos de campo y nos estresó encontrarnos con una urbe. Fuimos a dar un paseo por el jardín botánico situado en lo alto de la ciudad y vimos el famoso cable car, que comunica el centro con los barrios residenciales de las colinas. Después nos fuimos a dar un paseo por Cuba Street, que está en todo el centro, tiene un tramo peatonal y es muy comercial. Visitamos una librería de segunda mano que nos recomendaron los host del último wwoof y nos fuimos a un sitio de Internet a revisar los correos.
Por la tarde nos fuimos a pasear bordeando toda la costa de los alrededores de la ciudad. En la zona sur existe una reserva marina, que da al estrecho de Cook, donde se puede ver la isla sur. Es una zona de rocas escarpada, en la que a lo largo de la historia se habían producido numerosos naufragios. Sin embargo vimos pasar el ferry que comunica las dos islas sorteando estas formaciones.
A la vuelta hacía el centro hicimos una parada en el Mount Victoria, desde el que se puede ver una panorámica de la ciudad. Aquí nos quedamos un rato viendo el atardecer entre las colinas que rodean la ciudad.
Cuando la noche se cerró nos fuimos a los cines del centro, pero la peli que queríamos ver había empezado y lo dejamos para otra ocasión. Nos conformamos con dar un paseo por los alrededores del Te Papa (museo nacional) disfrutando de las bonitas vistas de la bahía iluminada por la noche.
Nuestro último día en la gran ciudad lo pasamos paseando por las calles del centro, por el paseo marítimo, donde había una competición de lanchas de alta velocidad y robando Internet por los suburbios cercanos al centro (actividad a la que nos estamos aficionando últimamente).
Por la tarde nos decidimos y fuimos a ver un partido de rugby, el deporte nacional por excelencia. No queríamos dejar Nueva Zelanda sin pasar un típico sábado neocelandés. El partido lo disputaban los Hurricans de Wellington vs los Shark de Sudáfrica. No teníamos ni idea de las reglas de juego, pero poco a poco nos fuimos introduciendo en el partido, que termino siendo un rato agradable. Ganaron los sudafricanos en el último minuto.
Después del partido nos fuimos de nuevo a pasear por el centro, a ver lo que se cocía en las noches de marcha de la capital. Pudimos constatar que no nos gusta nada el rollo marcha- inglés que lleva aquí la gente, así que acabamos comiéndonos un rico kebab y nos fuimos a dormir.

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