miércoles, 31 de marzo de 2010

MÁS ALTO QUE LAS NUBES (30 y 31 de Marzo de 2010)

Tras dejar la capital, nos dirigimos directos hacia New Plymouth, situada al noroeste de Wellington, haciendo una parada previa en Wanganui. Desde que hemos llegado a la Isla Norte hemos podido apreciar un fuerte incremento en la cantidad de gente que nos rodea. Se nota desde el primer momento que esta isla está mucho más poblada. La verdad es que New Plymouth nos desilusionó bastante, es una ciudad bastante gris e industrial que no nos ofreció mucho. Tras dar un paseo por el paseo marítimo, la lluvia empezó a aparecer, así que nos fuimos a “robar” internet por las calles de la ciudad resguardados de la lluvia. El día siguiente lo pasamos tranquilos, en la biblioteca por la mañana y organizando el track del día siguiente. Nos vamos a subir al Taranaki, un volcán de más de 2500 metros de altitud cuya última erupción fue en 1755 y que se encuentra dentro del Egmont National Park.
Empezamos el día temprano, ya que el personal del DOC nos había avisado que si queríamos llegar a la cima, tendíamos que estar caminando a las 8 am. Nos levantamos creyendo que éramos los primeros, pero nos encontramos en la cocina del backpacker a un señor con una pinta un tanto “extraña” diciéndonos que si no olíamos a gas. La verdad es que había un olor extraño en el ambiente que entonces reconocimos como gas. El señor nos dijo que se había acostado el último y que estaba todo normal, y que al levantarse se había encontrado con los hornillos de la cocina abiertos de par en par y olor a gas por todas partes. Despertó a la dueña del backpacker, que le hizo poco caso, y abrió todas las ventanas. Más tarde nos comentó que pensaba que era alguien que quería asesinarle. No sabemos que habrá pasado esa noche, pero olor a gas había por todos lados.
Dejamos el backpacker con el señor más tranquilo, y nos dirigimos al Mt Egmont, o Taranaki en maorí. Planeamos después de llegar a la cima, dormir en un Hut de la ruta circular para luego continuar dos días alrededor del volcán. La predicción del tiempo decía que haría un día soleado, pero se equivocó, a medida que nos acercábamos al volcán se nublaba más y más.
Empezamos a subir sin descanso, cada vez se hacía más difícil, y las mochilas, con la subida, pesaban demasiado, así que decidimos dejarlas escondidas tras unas rocas cercanas a un Hut privado, siguiendo el consejo de la chica del DOC. El ascenso, a pesar de ir sin mochilas, se hizo duro, son más de 1600 metros de desnivel entre la base y la cumbre, de subida, y luego hay que bajarlos Hacía la mitad del camino, el terreno estaba compuesto por piedras de lava, que al ser tan ligeras, se desprendían con nuestro peso, con lo cual, en cada paso, el terreno se deslizaba hacía abajo. En más de una ocasión terminamos en el suelo. Las nubes no filtraban ni un rayo de sol y el fuerte y frío viento del sur nos helaba en la cara. Nos cruzamos con un francés que decidió darse la vuelta. Hubo un momento en el que creíamos que no lo íbamos a conseguir. Pero seguimos subiendo y subiendo.. Y poco a poco fuimos superando a las nubes, que tímidamente dejaban pasar finos rayos de sol, y nuestras heladas caras lo agradecieron enormemente. A partir de entonces, la cosa cambió. El terreno se hizo más escarpado y teníamos que ir agarrándonos con las manos a las rocas para no caer atrás. Parecía que estábamos escalando más que caminando. Una vez que conseguimos pasar a las nubes, dejándolas a nuestros pies, el sol hizo su aparición definitiva. El viento seguía siendo frío, pero ya era otra cosa. Ya quedaba poco y nos dio fuerzas para seguir. Por fin, llegamos al cráter!! Es una impresión extraña caminar por el cráter de un volcán, que además estaba nevado, ya que tiene nieves perpetuas. Pero aun nos quedaba un trecho por subir, un poco más y llegamos a la cima!! Las nubes quedaban por debajo nuestro, y aunque no nos permitían ver la base y alrededores del volcán, el viento las hacía correr deprisa, dejando claros en los que pudimos ver lo altos que estábamos. Vimos New Plymouth, Wanganui, el vecino volcán Tongariro y muchas más ciudades que no supimos diferenciar. Las vistas hicieron que el esfuerzo de la subida mereciera la pena.
Nos comimos el bocata resguardados entre las rocas con una pareja de granjeros kiwis y unos alemanes recién salidos del instituto. Es increíble la cantidad de alemanes con los que estamos coincidiendo en este viaje..
Pero si la subida fue dura, la bajada lo fue aun más. Las rocas que fácilmente escalábamos en la subida, en la bajada eran riscos afilados con los que había que tener mucho cuidado. Y la parte arenosa que tanto nos costó subir, nos hizo caer al suelo cientos de veces. Decidimos intentar bajarlo como si estuviésemos esquiando, corriendo y deslizando los pies. Eso lo hizo más divertido, aunque no menos peligroso. Fue un día agotador. Y a la vista de que las nubes limitaban totalmente la visión desde la base del volcán, decidimos cambiar de planes y dormir en un Hut cercano al aparcamiento, así al día siguiente podíamos decidir, si estaba nublado, volver al aparcamiento y terminar el track, o si estaba despejado, continuar con el camino circular para ver las vistas del volcán. En el Hut nos encontramos con un trío de canadienses muy simpáticos con los que estuvimos hablando y jugando a las cartas hasta que nos fuimos a la cama. El Hut estaba vacío, sólo los canadienses y nosotros, así que dormimos muy bien.
El día siguiente amaneció nublado, así que decidimos ahorrarnos las fuerzas y regresar al aparcamiento. Poco sentido tenía continuar con el Loop si no íbamos a poder ver nada. Así que nos lo tomamos con calma y llegamos al mediodía al aparcamiento. El día anterior, más la bajada hasta el aparcamiento hizo mella en nuestras piernas y rodillas. Llegamos literalmente agotados, no podíamos dejar de pensar cómo se les habrá ocurrido a Carlos y Miguel hacerlo totalmente nevado y lo mal que lo tuvieron que pasar…
Tras una ducha caliente el día empezó a cambiar, pasamos la tarde tranquilamente en la biblioteca, buscando un Wwoof que no aparece y leyendo, para encontrarnos con una panda de ingleses de fiesta en el backpacker. Gracias a dios, no hicieron tanto ruido como pensábamos y pudimos dormir medianamente bien.
Ponemos rumbo al Tongariro!!, de volcán a volcán, y tiro porque me toca…

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