martes, 25 de mayo de 2010

KIWIS, KIWIS Y MÁS KIWIS: TAURANGA ( del 3 al 25 de Mayo 2010)

Tras dejar a Laurita, Tracy, Paul y Kerry en el aeropuerto de Auckland, nos dirijimos hacia el sur con la esperanza de encontrar algún trabajo. Hemos oído que estamos en plena temporada de kiwi y necesitan gente por doquier. Así que tras pasar la noche en un backpacker genial en Coromandel, llegamos a Bay of Plenty, donde paramos a preguntar en todas las packhouse que encontramos si necesitaban gente. Es la zona donde más se cultiva el kiwi en Nueva Zelanda, así que está lleno de campos de kiwi y almacenes donde lo empaquetan para enviar a, por ejemplo, España.

Por otro lado, tenemos que encontrar también algún lugar donde alojarnos. Así que, como ya conocemos la mafía que regula todo lo relacionado con la recogida de fruta, nos fuimos directos al backpacker que mejor pinta tenía, y que de paso te buscan trabajo (sólo si estas alojado ahí, por supuesto!) .

Tras dejar las maletas, seguimos en nuestro empeño de encontrar trabajo en alguna packhouse. Tras varias visitas y unos cuantos kilómetros, encontramos una en la que podíamos empezar inmediatamente. Así que, Julieta empezó al día siguiente y Manuel esperó un par de días a tener todo resuelto lo de la visa. Al final no necesitamos la ayuda de la Mafia de los backpacker!!

No teníamos un horario matador, trabajámos 5 horas diarias ya que es un trabajo físico, pero terminábamos a las 22.30 hs todos los días. Con lo cual, nos dejaba todo el día para hacer cosas, resolver papeleos, o visitar lugares, y justo cuando empezaba a anochecer nos íbamos a trabajar.

Nuestro trabajo consistía en empaquetar kiwis “Zespri” para poder ser enviados a diferentes países en el mundo. La packhouse nos recordaba mucho a la peícula de Charles Chaplin “Tiempos Modernos”. Una cinta trasportaba los kiwis que íban cayendo en sus respectivas cajas. Cada uno tenía una función muy específica, todo era una cadena, como alguno fallara, todo se desmoronaba.

Así había por un lado, las “grader” que tenían el peor de los trabajos (pero mejor pagado) que consistía en seleccionar aquellos kiwis que no tuvieran la talla o la forma necesarios. Pasaban miles de kiwis por delante de sus narices y tenían que ir seleccionando los que no eran buenos. Julieta estaba contratada como grader, pero por suerte, nunca tuvo que ejercer como tal. Por otro lado, estaban los “packer”, que a su vez se dividían en dos, los que preparaban y montaban las cajas para los kiwis (trabajo que hizo mayoritariamente Julieta) o los que colocaban los kiwis en sus cajas y las cerraban para su envío (eso lo hicieron según el momento, tanto Julieta como Manuel). Por último estaban los “steaker”que cogían las cajas ya cerradas y preparadas, les ponían la pegatina del destino al que serían enviados y las apilaban en palés. Normalmente este era el trabajo de Manuel, que le acabó destrozando las manos y los brazos del esfuerzo que supone tirarse 5 horas apilando cajas de 20 kg.

Era un trabajo bastante marginal, en el que la gente trabajaba 15 horas, pero conocimos a buena gente que nos lo hizo más ameno.

Tras una semana en el backpacker, conseguimos un flat por el que pagaríamos menos dinero, igualmente era una burrada, pero la gente se aprovecha de que es la temporada alta de trabajo en la zona para poner precios desorbitados a los apartamentos. Compartíamos la casa con un kiwi, Zach, quien tenía un horario muy parecido al nuestro, era muy buena gente, y le gustaba “un poco, o quizás demasiado”, beber. Igualmente estuvimos muy a gusto con él .Y nos recomendó varios lugares que conocer por la zona.

Visitamos las Wairere Falls, un pequeño track que termina tras un par de horas de caminata en una catarata impresionante, muy cerca de Matamata, allí donde se encuentra “La Comarca” en el señor de los anillos. Subimos, por supuesto, al monte de Mount Manganui, paseos por las playas de la zona, y unas recónditas Hot Springs cercanas a Rotorua, donde llegan aguas subterráneas directamente de un volcán activo en White Island a más de 100ºC y que corren por un río enfríandose con el contacto del aire, hasta llegar a los 37 - 40ºC en los que nos bañamos. Fue estupendo pasar el día relajando los músculos que tanto estábamos ejercitando con nuestro trabajo del kiwi, además por supuesto, gracias a que el agua es muy rica en minerales, tiene fines terapéuticos.

Nuestro último día en Tauranga recibimos una triste noticia, la abuela de Julieta se ha puesto repentinámente muy malita, lo que hace que se plantee el ir a visitarla. Tras muchas llamadas para comprobar su estado, decidimos continuar con nuestro viaje unas semanas para ver su evolución, y a partir de ahí poder tomar una decisión.

Con todo esto, y con la cabeza más en Argentina que en otro sitio, nuestros esfuerzos con el kiwi merecieron la pena: Nos vamos a Rarotonga!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario