martes, 12 de enero de 2010

Wwoofeando en Dunedin -2ª Parte (5 al 12 Enero 2010)

Los días transcurrian, y el tiempo no nos acompañaba, así que Noelene que a sus ochentaytantos tiene una energía extraordinaria, se vió obligada a buscarnos tareas alternativas dentro de la casa. Sin embargo, a Dion siempre se le ocurría algo que podíamos hacer por las tardes, que solía coincidir con que despejaba un poco. Eran días ventosos, así que las nubes corrían rápido por el cielo, alternando momentos de lluvia y claros. Había que aprovechar los momentos de claros.

Visitamos Port Charmers, un pueblecito muy cercano a la casa de Dion y Noelene, ya que ellos viven en Otago Peninsula y no en el centro de Dunedin, de donde salian esos días cruceros con barcos realmente inmensos. Siguiendo el camino llegamos a Aramoana, una playa que Dion nos había recomendado, porque suelen haber gente surfeando, gente como Dion que ya octogenario y sigue prácticando Windsurf: impresionante. Al llegar, nos encontramos con una señal del Doc que explicaba que era una reserva de pingüinos de ojos amarillos (yellow eye penguins) así que nos pusimos a buscarlos. Nos encontramos con un señor que nos explicó que la mejor hora para encontrarse con ellos es a partir de las 7 de la tarde, ya que salen del agua después de pasar el día nadando y se dirijen a los nidos. Justo coincide con la hora de la cena, y nosotros tenemos que estar a las 6 en casa para ayudar. Nos quedamos pensando cómo podríamos verlos.

Al día siguiente, mientras estábamos en el jardin con Noelene, le propusimos cenar algo por dunedin y regresar más tarde para poder ver a los pingüinos, pero ella pensó que era mejor cenar antes e ir luego a verlos. Así que ahí estábamos, a las 17:30 de la tarde, cenando para poder ver los ansiados pinguinos de ojos amarillos. Les invitamos a venir con nosotros a verlos, pero era un día frío y prefirieron quedarse en casa. Los pinguinos son muy asustadizos, y si te ven en la playa no salen del agua, asi que los escondimos entre las rocas a esperar a que salieran. Y al rato de esperar, vimos al primero!! Tímidamente sale del agua y se dirige hacia las dunas! Al sentir nuestro movimiento, se gira y se vuelve corriendo al agua. Tenemos que cambiar nuestra posición, ya que en las rocas no tenemos muy buena perpectiva. Ya que no tenemos ropa muy vistosa, decidimos camuflarnos entre los arbustos de las dunas y esperarlos allí. Nos sentíamos como en un documental de National Geographic, encondidos entre los matorrales, esperando que salieran los pinguinos del agua. Poco a poco empezaron a salir. Y qué graciosos que son!! Cómo caminan!! Los pingüinos son de los pocos animales monógamos, así que pudimos ver cómo un macho salía primero del agua y esperaba a su pareja para ir juntitos al nido. Dicen que no saben cómo los pingüinos encuentran a su pareja, pero siempre la encuentran. Y se llaman con graznidos. Fue realmente emocionante!! Llegamos a casa contando cien mil historias de lo que habíamos visto en la playa. Qué día tan emocionante!

Una de las cosas que hace Noelene con casi todos los Wwoofers es llevarlos de excursión a Organ Pipes que en un paseo por la montaña que desemboca en unas piedras que parecen pilares y tienen forma hexágonal, parece mentira que sean naturales. Una vez más, Noelene nos deja anodadados con su energía, el trayecto de ida es todo cuesta arriba y lo hace sin casi pestañear. Es una auténtica montañera, que a día de hoy sigue haciendo tracks por la montaña de varios días.Es un auténtico terremoto. Dion en sus años mozos era escalador, pero es que Noelene sigue hoy subiendo las montañas como la primera vez. Nos encantaría conocer su secreto, porque tienen una fuerza envidiable.

Los últimos días llovió sin parar, así que nos quedamos con las ganas de volver a Sandfly beach, en Otago península para ver los leones marinos, pero aprovechamos para ir a cine, que es el mejor plan en los días de lluvia y además, nos viene muy bien para el inglés. Vimos Sherlock Homes, y entendimos casi toda la película.

Noelene es la presidenta de la Asosiación de Rodadendro de Dunedin, así que nos llevó a los jardines que tiene la Asociación para ayudarla con las flores. Terminamos calados hasta los huesos, ya que llovía sin cesar, pero disfrutamos mucho de las lecciones de jardinería que nos dío Noelene.

Con mucha pena nos despedimos de Noelene y Dion, son realmente encantadores y muy cariñosos con nosotros. Nos tratáron como si fuesemos sus nietos, y llegamos a la conclusión de que estaban más interesados en compañía que en la ayuda que les pudieramos dar en el jardín. A Manuel incluso Noelene le cosió un pantalón que se rompió mientras estaba en el jardín, y a mí me regaló un jersey muy abrigadito que me vendrá muy bien en los días de invierno.

Al despedirse de nosotros nos preparó una bolsita para cada uno con un sandwich, fruta, galletas caseras y mermelada para el camino. Realmente son nuestros abuelos neocelandeses!!

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