jueves, 29 de julio de 2010

GRAN BARRERA DE CORAL- PORT DOUGLAS (28 de julio de 2010)

Tras muchas vueltas, indecisos sobre cuál era la mejor opción para ir a la barrera, nos decidimos por un una compañía, que a pesar de ser bastante grande, nos llevaba al arrecife más al norte y por lo que tenemos entendido, es la parte menos explotada de la barrera.

Salimos a las 8 de la mañana y teníamos un viaje alprimer destino de alrededor de una hora y media, en el que nos mareamos bastante debido a las condiciones del mar.

Pero no nos afectó, y cuando llegamos al arrecife, fuimos de los primeros en tirarnos al agua. En la primera zanbullida, que duró aproximadamente una hora y media, ya pudimos ver gran diversidad de peces, y especies de coral, como por ejemplo, pez payaso, nemo, una tortuga, con la que nos entretenimos nadando, y un tiburón de arrecife, de aproximadamente 1 metro de largo. También nos encontramos con hostras gigantes que al acercarte cerraban sus fauces.

El arrecife estaba al nivel de la superficie y tenía unas paredes de unos 20 metros de profundidad. A estas horas la marea estaba alta, por lo que el arrecife no hacía de barrera y había bastante corriente aunque mucha visibilidad.

Justo cuando empezábamos a sentir frío, nos llamaron para cambiar a nuestro segundo destino, conocido como el arrecife de las tortugas. Este fue el más impresionante ya que había una inmensa variedad y cantidad de especies. Allí vimos calamares de distintos tamaños, que al acercarnos se asustaban y expulsaban tinta; el maori wrasse un inmenso pez del tamaño de Julieta, pero muy amigable , que se dejaba incluso tocar, quizás un poco influenciado por la fotografa del barco que le daba premios. Allí nos encontramos con dos tortugas más, con las que estuvimos nadando largo rato e incluso una se dejó tocar, y un tiburón. En esta zambullida nos daban de comer, pero con el entusiasmo de lo que estábamos viviendo, a Julieta se le pasó la hora y se quedó sin comida.

Ya arrugados subimos al barco para descender en nuestro tercer y último destino. Aquí un mienbro de la tripulación nos acompañó y explicó todas las distintas especies que nos encontramos. Este era un arrecife redondo con unas paredes verticales inpresionantes, que descendían a mucha profundidad. Aquí, una vez más en este viaje, Manuel nos sorprendió con su habilidad para descender a pulmón casi al nivel donde se encontraban los buzos, nadando incluso con ellos. En este arrecife nos encontramos con dos mantas rayas, una de ellas demás de 2 metros de embergadura, una lástima que ya no nos quedase batería en la cámara para poder fotografiarla. De nuevo, nos encontramos con otra tortuga, con la que Julieta se perdió un rato llegando a las profundidades.

En el viaje de vuelta, también nos mareamos bastante debido al oleaje, pero sin poder quitarnos la sonrisa de la cara, debido al maravilloso día que habíamos pasado.

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