lunes, 5 de abril de 2010

Esperando un nuevo WWOOF paseando por Coromandel (del 3 al 5 de abril 2010)

Al día siguiente de subir al Tongariro nos dirigimos a Coromandel. Esta era la segunda vez que visitamos la peninsula que está situada unos 100 kilometros al sureste de Auckland. Esta vez esperábamos tener mejor tiempo, ya que la primera vez que fuimos con Carlos y Chiqui no paró de llover.
Empezamos nuestro recorrido circular por un pueblo situado en la base oeste llamado Thames, y aprovechamos para hacer unas compras ahí, ya que los pueblos que hay en la península son muy pequeños y tienen comercios más chiquititos y caros. Subimos por la costa oeste por una carretera llena de curvas que discurre entre el mar y los acantilados. La franja de mar que teníamos a la derecha no era muy ancha y se podía divisar el otro lado con facilidad. En lo alto de una colina se abrieron un poco las nubes y pudimos divisar el Skyline de Auckland a lo lejos.
Me dio nostalgia pensar que ya habíamos recorrido durante más de seis meses gran parte de las islas, y estábamos cerca de la gran ciudad que nos dio la acogida, lo que me reacordaba que nuestro increíble viaje pasaba volando. En menos de lo que nos imaginamos estaremos dejando este maravilloso país.
Esa misma tarde llegamos a el pequeño pueblo al que la peninsula le debe su nombre, Coromandel Town. Es un pequeño pueblo situado en una tranquila bahía llena de barcos fondeados. La ciudad estaba bastante llena debido a las vacaciones de semana santa.
Al día siguiente proseguimos camino al norte de la peninsula. La carretera, que seguía discurriendo junto al mar, paso de ser de asfalto a grava, y discurría entre preciosas dehesas llenas de los preciosos arboles Pohutuhawa (Los Rata tree) con sus troncos con formas extrañas. El cielo se abrió y dio lugar a un precioso día, en el que la gente pescaba en las playas, los niños jugaban y se bañaban y el sol se reflejaba en el mar salpicado de pequeños islotes. A la hora de comer llegamos a Port Jackson, la última bahía en la punta norte de la peninsula, donde nos comimos nuestros ya habituales macarrones con salsa Basil. Para seguir nuestra vuelta tuvimos que deshacer el camino hasta Coromandel town, y de ahí ir hacia el este, para llegar a el siguiente pueblo donde ibamos a pasar la noche, Whitianga. Hicimos el check in en el backpaker y nos fuimos a pasear por la playa, en la que se veía una competición de veleros a lo lejos, paseando llegamos al puerto que está en una pequeña ría, y muy cercano al centro del pueblo. Este pueblo parece ser muy turistico. Yo creo que la gente de Auckland viene aquí a pasar las vacaciones y los fines de semana.
El tercer día amaneció radiante de sol y nos fuimos a pasar la mañana a las playas de Cathedral Coves. El panorama cambia totalmente de verlo lloviendo a como lo vimos ahora, son unas playas de arena blanquísima entre acantilados, en frente de mogollon de islotes y la reserva marina, y rodeado de bosques humedos de especies endemicas de Nueva Zelanda, pasamos un rato genial leyendo y comiendo en la playa, lo uqe pasa es que estába bastante lleno de gente, cosa a la que ya no estamos pero que nada acostumbrados.
Por la tarde fuimos a dar un paseo por la Hot Water beach. Existen bolsas de agua filtrada del mar bajo la playa. Además hay una grieta de la corteza terrestre en este punto y debido a la cercanía del manto estas bolsas de agua se calientan y se enriquecen de minerales, así que emanan a la superficie. En marea baja puedes cabar un agujero en la arena y se llena de agua termal con propiedades medicinales. Así que la gente hace lo propio. Nosotros no lo intentamos porque no nos apetecía embarrarnos y nos quedaba camino a donde ibamos a dormir. La siguiente parada fue Whangamata el precioso pueblo junto al mar con una bahía preciosa que a mi me recuerda a la de la herradura en San Sebastian, pero en plena naturaleza. Ya habíamos hablado de ella en nuestra anterior visita a Coromandel. Así que otro paseo por la playa y al backpaker antes de que anocheciera. Este estaba genial, además no había mas huéspedes, por lo que pasamos una noche genial en la que estabamos como en casa, algo que nos hacía falta. El backpackers estaba situado un poco más al sur en Paeroa y en la base este de la peninsula. Así terminamos nuestra gran y más tranquila vuelta a una de los mejores zonas para visitar de la Isla Norte.

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