miércoles, 17 de febrero de 2010

SEGUNDA SEMANA DE WWOOF EN EL CRAGLEE LODGE ( 4 al 24 febrero de 2010)

Los días trancurrian tranquilos, con poca conexión del mundo exterior hasta que, al llamar a España par felicitar al padre de Julieta, nos dieron la noticia. Fede estaba ingresado en el hospital y no se sabe por qué. Nos quedamos muy preocupados, sobretodo por lo incomunicados que estábamos. Por suerte, teníamos una tarjeta que compramos en Nelson, para poder hacer llamadas internacionales y mantener contacto diario con España. A día de hoy, seguimos sin saber qué es lo que pasó, pero por suerte, ya se encuentra mejor y en casa.

El evento de la semana era sin duda, el Festival de Vino de Malborough, que este año se celebraba en Bleheim el sábado 13 de febrero y nuestros hosts nos habían comprado entradas para acompañarles. No sólo nos compraron las entradas, sino que nos pagaron el transporte (nadie iba a conducir ese día) y nos dieron dinero para gastar en el festival. Una pasada!!

Tras coger el water taxi hasta Picton, nos encontramos con unos amigos suyos con los que iríamos, más los clientes que ese día tenía en Lodge, en autobús, al festival. Nada más llegar nos encontramos con una multitud en una explanada enorme, junto a unos famosos viñedos. Había gente de todo tipo, desde borrachos perdidos, hasta chicas elegantísimas con sombreros y pamelas de todo tipo, pero sobretodo lo que había era vino. Cada viñedo de Nueva Zelanda tenía un stand ahí, donde te ofrecian degustaciones a un precio simbólico. Fuimos probando hasta dar con nuestro favorito, un vino blanco “Riesling” de un viñedo de la zona. También había muchisimos stands con comida, nos encontramos con uno español que preparaban paella (malísima) y con unos churreros franceses que no tenían desperdicio.

Hacía un sol de justicia,y al poco de llegar los conciertos empezaron. Nos encontramos con algunos grupos buenos, y otros no tanto, pero sobretodo, lo pasamos bien. Disfrutábamos de buena compañía.

Tras terminar el festival, deshicimos el camino por los fiordos viendo en atardecer entre las montañas. Fue un buen día.

Tras un par de semanas en el Lodge, teníamos nuestros primeros días libres tras empezar a Wwoofear con ellos.No había clientes y se iban todos menos Steve a pasarlos en Christchuch, así que nosotros, nos fuimos a Picton a pasar, por fin, dos días conectados con el mundo exterior. Esta vez nos perdimos el puding de chocolate del Sequoia, ya que no quedaban habitaciones libres, así que fuimos a otro backpacker llamado Trombstone y que merece la pena detenerse el él si duermes en Picton. Las habitaciones están muy bien y está muy equipado, pero creo que su singularidad viene de dónde está situado, se encuentra justo frente al cementerio de Picton y por lo tanto han decidido decorarlo acorde con su entorno. La puerta principal tiene forma de sarcófago y todas las llaves de las habitaciones tienen una calabera. A pesar de eso,es un buen backpacker. En esos días, además de nuestra deseada conexión con el mundo exterior, y ponernos al corriente de todo lo acontecido, pusimos nuestro coche a punto, que necesitó un cambio de las 4 ruedas al intentar pasar el WOF (una especie de ITV que tienen que pasar los coches cada poco tiempo, ya que aquí suelen ser muy antigüos), y visitamos Waikawa, un pueblo costero muy cercano a Picton con buenas vistas de los fiordos.

Cuando se acercaba el momento de regresar en barco al Lodge, Manuel empezó a sentir un fuerte dolor en el estómago, que a medida que pasaba el tiempo se agudizaba más y más. Llegó un momento en que no se tenía en pié y se retorcía de dolor. Nos asustamos, y tras consultar con unas farmaceútica, que sólo nos dió un calmante, decidimos ir al médico. Al llegar al centro médico de Picton nos dicen que el médico no está en la ciudad y que si queremos o nos tenemos que ir a Bleheim ( a unos 30 Km) o ir al hospital. Al final, el remedio no estaba ni en una ciudad ni en la otra. Estaba en el cuarto de baño, ya que finalmente, sólo resultaron gases. Nos estuvimos riendo mucho, cada vez que recordábamos la que líamos por unos simples gases. Por suerte, sólo era eso...

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