sábado, 26 de diciembre de 2009

Camino hacia Dunedín, Moeraki Builders y Shag Point (26 Diciembre 2009)

El día 26 lo dedicamos a viajar desde Christchurch hasta Dunedin. El viaje se hace largo y pesado, ya que son unas 5 ó 6 horas de coche, aunque solo sean unos 350 kilómetros. El camino desde Christchurch hasta Timaru es muy aburrido, es en una zona plana entre granjas y cosechas en la que no se ve mar, montaña ni ninguna ciudad de interés. Después de comer en Timaru proseguimos nuestro camino. A unos 80 kilómetros está Timaru, en el que no hicimos parada, y a 40 kilómetros más al sur se encuentran los Moeraki builders, que son una serie de rocas con forma de huevos gigantes que están situadas en mitad de una playa de arena. Estas extrañas rocas se han formado en un proceso que ha durado más de 60 millones de años, en las que estas cristales de carbonato atraían los minerales de su alrededor en el interior de la tierra, que fue erosionada por la acción del mar, dejándolas al descubierto de los acantilados arenosos que están detrás. Las extrañas rocas tienen un diámetro de unos 2 metros, ya que las más pequeñas han ido desapareciendo ya que la gente te las llevaba como recuerdo y han quedado las más grandes y difíciles de cargar. El paseo es muy agradable, de unos 300 metros en un playa de fina arena. Las rocas parece que han caído del cielo o que han sido traídas por la marea.
Unos 10 kilómetros al sur de la playa de Moeraki hay que desviarse hacia la costa como dirigiéndose a Moeraki village, y una vez en la pequeña carretera desviarse hacia el Light House (el faro). A unos 3 kilómetros llegas al faro y detrás de el está el Shag Point Scenic Reserve. Es una pequeña reserva natural en la que hay vive una colonia de Yellow-eye Penguins. La historia de la reserva es muy curiosa. Resulta que los cuidadores del faro avistaron hace años unos pingüinos que pasaban ahí la noche, les vallaron la zona para que la gente no le molestase y plantaron arbustos nativos de la zona para que pudiesen anidar protegidos y a gusto, y con el paso del tiempo se ha formado una colonia de pingüinos de mas de 150 ejemplares. La verdad es que fue impresionante, porque tuvimos la suerte de ver una familia de pingüinos de los padres y el hijo a tan solo unos 2 metros de nosotros. En este punto si que merece la pena parar y darse un paseo, ya que también hay focas y varios tipos de pájaros marinos.
Tras una hora más de viaje llegamos a Dunedin. Después de dejar el equipaje en el backpacker nos fuimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad, que parecía muy bonito, aunque entre la lluvia y que eran vacaciones, estaba bastante muerto. Dunedin es una ciudad universitaria y ahora aquí son las vacaciones de verano, por eso debe ser que no había casi nadie por la calle.

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