martes, 22 de diciembre de 2009

WHARARIKI BEACH – GOLDEN BAY (22 Diciembre de 2009)

No hay descanso. Nada más terminar el track, nos fuimos directos al coche, queríamos ver una de las playas más bonitas de Golden Bay: Wharariki Beach Estaba a unas 3 horas en coche, aunque no está muy lejos, la carretera es muy curvosa, asi tardamos en llegar. No sin antes hacer una parada en Motueka para comernos una Pizza!! Tras 5 días a noodles, realmente te sabe a gloria.

Primera parada: el backpacker, necesitamos desesperadamente una ducha. Al llegar nos damos cuenta que no es un backpacker normal, son pocas habitaciones y nos explican que reciclan todo, TODO!! Nos enseñan el baño que hay que utilizar para reciclar los excrementos, vamos, de lo más pintoresco. Sin mucho tiempo para pensar dónde nos estamos metiendo, nos vamos directos a buscar la playa de Wharariki beach, sabemos que hay que aprovechar cuando la marea está baja, y no tenemos mucho tiempo...No queremos perdernos las focas bebé... Nada más llegar nos damos cuenta que no es una playa como las demás. Para acceder a ella tienes que atravesar fincas de ganado y al llegar nos encontramos con una duna enorme, que dá directamente al mar. El sol está bajando y disfrutamos de un paisaje precioso. Las rocas parecen dibujos, y la luz del atardecer lo hace todo más mágico, si cabe..

Al acercarnos a las rocas, vemos a las focas bebé, tal y como vimos en el Abel tasman, son recién nacidas y parecen de peluche. Lo malo es que no te puedes acercar mucho a ellas ya que hay una foca adulta al cuidado de ellas, y no se te ocurra acercarte mucho si no quieres llevarte un buen susto.

Paseando por la playa coincidimos con un cordovés que nos estuvo contando sus hazañas por la isla norte. Un chico “mú salaó”... Sin darnos cuenta, el tiempo fue pasando y se nos vá haciendo de noche, es hora de volver al backpacker. Llegamos pensando en prepararnos una ensalada o algo rápido, ya que las fuerzas no dán más de sí.. y nos encontramos una situación de lo más.. extraña? Al llegar a la cocina nos encontramos a todos los que estaban alojados en el backpacker (que tampoco es que fueran muchos, es muy pequeño) sentados alrededor de la mesa, cantando y tocando la guitarra, no sé si sería el cansancio o qué, pero ahí estábamos nosotros, de pié en la cocina, agotados, escuchando canciones de los setenta, que en ocasiones se volvían un poco “hare krisna”, sin saber qué hacer. Cuando se percataron de nuestra presencia, no nos dejaron cocinar nada. Ahí cada uno preparaba un plato para todos los demás y entre todos los compartían, así que cada uno nos ofrecía del suyo, que si empanadillas de cebolla y maíz, que si macarrones, ensaladas, postres... Al final, entre una cosa y la otra, cenamos gratis y sin tener que cocinar... Eso sí nos fuimos a la cama con la sensación de estar en una comuna hippie más que en un backpacker...

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